. Maneras de. Sentir

miércoles, mayo 31, 2006

Todo empieza.. otra vez

¿Tienes fuego?
- ¿Qué te hace falta, la chispa o el gas?
Depende del momento.
-Ahora.
Ahora lo único que quiero es encender ésto.
-Espera...¿Nunca te han dicho que el tabaco mata?
También dice que el fuego quema...
-No creo que mucha gente suela quemarse.
No creo que mucha gente se arriesgue a hacerlo.



Así comenzó todo, y ella ni siquiera llegó a encenderse su cigarrillo.




..



Quiero que
Sepa
Sin embargo
Que todas las noches
Que he dormido a su lado

Incluso las discusiones
Más inútiles
Siempre fueron
Algo espléndido

Y esas difíciles
Palabras
Que siempre temí
Decir
Pueden decirse
Ahora:

Te amo.



C. Bukowski

miércoles, mayo 03, 2006

De nuevo, lo de siempre.

A veces, ni siquiera sabemos hallar al enemigo, e ignoramos que, la mayoría del tiempo, nuestro enemigo somos nosotros mismos. Nos atrapamos en el infinito desorden de nuestros sentimientos, refugiándonos en cualquier excusa para huir de él, al menos por un rato. Creo que la única manera sería volverse loco, aunque por ahora no sepa cómo hacerlo por otro camino que no sea seguir cavilando..

No intentes vertir más penas en vasos desgastados. No es la solución menos problemática, al menos por ahora. Estamos totalmente clavados, mareados, atrapados en está situación, pero no me busques como culpable.No todo se escora hacia el mismo lado, no todo suena a realidad.
No quiero más palabras en forma de cuchilla, y creéme, no sólo para mí. El dolor es una palabra hermosa, sólo cuando te permites no saber lo que significa...


No delieneemos más perfiles para atajos que, como siempre, no nos llevan a la salida. Con decir la verdad una vez, basta.

Hasta entonces, por favor, no te lo creas tanto. No me creas tanto. Yo también se engañarme... Yo también sé hacerme daño.



Por hoy, decido no pensar ni sentir más.









..





Un problema cotidiano, del que resulta una confusión cotidiana. A tiene que concretar un negocio importante con B en H, se traslada a H para una entrevista preliminar, pone diez minutos en ir y diez en volver, y en su hogar se enorgullece de esa velocidad. Al día siguiente vuelve a H, esa vez para cerrar el negocio. Ya que probablemente eso le insumirá muchas horas. A sale temprano. Aunque las circunstancias (al menos en opinión de A) son precisamente las de la víspera, tarda diez horas esta vez en llegar a H. Lo hace al atardecer, rendido. Le comunicaron que B, inquieto por su demora, ha partido hace poco para el pueblo de A y que deben haberse cruzado por el camino. Le aconsejan que aguarde. A, sin embargo, impaciente por la concreción del negocio, se va inmediatamente y retorna a su casa.


Esta vez, sin prestar mayor atención, hace el viaje en un rato. En su casa le dicen que B llegó muy temprano, inmediatamente después de la salida de A, y que hasta se cruzó con A en el umbral y quiso recordarle el negocio, pero que A le respondió que no tenía tiempo y que debía salir en seguida.


Pese a esa incomprensible conducta, B entró en la casa a esperar su vuelta. Ya había preguntado muchas veces si no había regresado todavía, pero continuaba aguardando aún en el cuarto de A. Contento de poder encontrarse con B y explicarle lo sucedido, A corre escaleras arriba. Casi al llegar, tropieza, se tuerce un tobillo y a punto de perder el conocimiento, incapaz de gritar, gimiendo en la oscuridad, oye a B -tal vez ya muy lejos, tal vez a su lado- que baja la escalera furioso y desaparece para siempre.


F. Kafka